En Art Marketing contamos buenas noticias, es nuestro trabajo como agencia de comunicación y gabinete de prensa especializada en empresas del entorno B2B y tecnológico. Eso implica, entre otras cosas, trabajar con herramientas de vanguardia. Al principio, como cualquier cambio, nos dio un poco de “miedo” por los aspectos como seguridad, confidencialidad, sensibilidad… nos resistimos durante bastantes meses pensando que “eso” no era para nosotros, que nuestro carácter de agencia “artesanal” quedaría comprometido si usábamos esta tecnología. Pero han pasado los meses y hemos tenido que ir cambiando de opinión, según la experiencia (es que somos muy autodidactas) nos ha ido mostrando un uso ético de la IA en nuestro trabajo. 

La inteligencia artificial generativa ha llegado para quedarse, y aunque le costó hacerse hueco, al final en nuestra agencia convive con nosotros como un compañero más. De hecho, le hemos puesto nombre: «Chatito». Pero más allá del apodo cariñoso, nos tomamos su presencia con la seriedad y la responsabilidad que merece. 

Desde el primer día hemos sido conscientes de que trabajar con IA no es simplemente ganar tiempo o multiplicar productividad, sino asumir un nuevo marco ético. Y en Art Marketing, la ética informativa no es negociable. Cada contenido que pasa por nuestras manos haya sido redactado con IA o no, es revisado, editado, adaptado y validado por un profesional humano. Porque una cosa es generar texto, y otra muy distinta es comunicar con propósito. 

Al principio hasta nos daba vergüenza confesar que tal o cual texto lo habíamos basado a partir de un borrador que nos elaboraba Chatito. Algunas veces se nos planteó como que fuera un subproducto o un fraude…  

Bueno, nosotros sabemos ciertamente que el uso de IA en comunicación plantea desafíos importantes: ¿cómo asegurar la veracidad de los datos? ¿Cómo evitar sesgos? ¿Cómo garantizar que un texto no pierda humanidad, tono o contexto? Pero en Art Marketing respondemos a esas preguntas desde la transparencia: siempre comunicamos abiertamente que usamos herramientas de IA como soporte, nunca como sustituto del criterio profesional. También desde la responsabilidad: toda la producción de contenidos pasa por una revisión humana en la que aplicamos principios de deontología periodística como la objetividad, la claridad, el contraste de fuentes y el respeto al lector. 

Pero no todo son riesgos. La IA bien utilizada también ofrece oportunidades formidables: permite estructurar mejores ideas, explorar múltiples enfoques, redactar borradores más rápidos, traducir de forma más coherente, sintetizar grandes volúmenes de información y cruzar fuentes que de otro modo serían inmanejables. Todo esto redunda en un servicio más ágil y profundo para nuestros clientes, que se benefician de una agencia que piensa con cabeza humana y opera con herramientas inteligentes. 

Además, la IA no es magia, no hace las cosas sola. Sin un buen prompt no hay buen texto, y sin revisión humana no hay un buen contenido. El trabajo en Art Marketing sigue siendo profundamente artesanal. Porque comunicar no es solo escribir: es decidir qué se dice, cómo se dice y con qué propósito. La IA no tiene intuición, ni memoria emocional, ni criterio narrativo. Nosotros sí. Y por eso, aunque contemos con «Chatito» como compañero silencioso, quien pone la firma, la voz y la conciencia somos siempre nosotros. 

La inteligencia artificial puede ser muchas cosas. En Art Marketing hemos elegido que sea, sobre todo, una aliada responsable al servicio de una comunicación más transparente, más ética y humana.